Si consumes o sigues cuentas de Instagram de decoración es muy posible que el término “Hygge” te resulte familiar. Seguramente te lo habrás encontrado utilizado en algún hashtag o en alguna descripción de esa red social. “Hygge” tiene sus raíces en Dinamarca y nos invita a disfrutar del tiempo que estamos en casa y disfrutar de los pequeños placeres. La sociedad danesa es una de las más felices del mundo, ¿quieres conocer su secreto?
“Hygge” es una palabra danesa que significa “bienestar” y se ha ido extendiendo a todos los países nórdicos, ya que todos ellos comparten inviernos largos y sombríos en los que la luz del día escasea. Con estas condiciones meteorológicas es fácil caer en sentimientos de melancolía.
Esta palabra se utiliza para representar aquello que sentimos cuando nos encontramos acurrucados en el sofá con una manta, acompañados de un buen libro y una bebida calentita mientras fuera hace tormenta. También se refiere a aquel momento en el que nos damos un relajante baño, o cuando pasamos un rato agradable en casa acompañados de amigos y familiares. Seguro que es un sentimiento que alguna vez habréis experimentado cuando hacéis algo en vuestra casa que os aporta tranquilidad y os relaja. Sin embargo la palabra “hygge” va más allá. Significa también envolverse de los que te quieren, disfrutar de las pequeñas cosas, ser agradecido con lo que se tiene, apreciar el entorno e intentar no dejarse llevar por el estrés. Es decir, ser conscientes de lo que tenemos y disfrutar de los pequeños placeres de la vida.
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En decoración la palabra Hygge además de significar “bienestar” la podemos traducir como “acogedor”. Buscar la felicidad en nuestro propio hogar convirtiéndolo en un lugar confortable y acogedor, dejando fuera las preocupaciones. La decoración Hygge es aquella que nos invita a quedarnos en casa, relajarnos en ella en buena compañía disfrutando de aquellos placeres de la vida (que al fin y al cabo, son los que merecen realmente la pena).
Así que, como puedes ver, “Hygge” es más un estilo de vida que parte de la cultura danesa y otros países nórdicos, así como una filosofía que ha acabado influyendo en la decoración. Dentro de ese campo esta corriente busca crear un ambiente cómodo, acogedor y confortable en nuestro hogar para convertirlo en nuestro refugio.
¿Cómo podemos trasladar esa filosofía a la decoración? La magia para crear esta sensación de hogar acogedor que nos brinda felicidad y nos ayuda a desconectar podemos conseguirla siguiendo ocho sencillas claves:
La filosofía Hygge busca crear espacios serenos y tranquilos, por lo que el desorden no tiene cabida. Se buscan espacios ordenados y despejados que no nos estresen y nos aporten paz.
También es minimalista de líneas sencillas (bastante parecida en algunos aspectos a la decoración nórdica), muy popular también en estos últimos años.
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La sensación de calma y confortabilidad que buscamos la lograremos si utilizamos una paleta de tonalidades claras y neutras. Como por ejemplo el gris claro, cremas, marrones suaves, blancos, tierras y pastel. Todos ellos nos ayudarán a crear una atmosfera de paz y armonía.
Los contrastes, estridencias y colores vibrantes no tienen cabida dentro de esta corriente. Es preferible decorar los espacios en monocromos.
Esta es una de las máximas de la filosofía “Hygge”. Vamos a pasar largas estancias en el hogar (sobre todo durante un invierno nórdico), por lo que tiene que ser un lugar confortable en el que nos apetezca estar.
Las personas son la prioridad, así que buscamos crear espacios cómodos que inviten a relajarse en buena compañía. La decoración y mobiliario tienen que ser confortables.
Para lograr la confortabilidad que hemos mencionado en la clave anterior los textiles nos serán de gran ayuda, además de transformarse en uno de los elementos protagonistas en esta decoración. Almohadas, alfombras y edredones van a inundar nuestra habitación, sofás y suelos.
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Se trata de utilizar todo aquello que nos invite a acurrucarnos y relajarnos. Como por ejemplo cálidos edredones bajo los cuáles los “cinco minutos más” sean más placenteros. Alfombras que abrigan los suelos, mullidos cojines y mantas de pelo largo con los que nos acurrucaremos en el sofá.
En los países nórdicos los inviernos son largos y apenas hay horas de luz, por lo que es esencial aprovechar al máximo la poquita que hay durante el día. En esta decoración la luz tiene un peso espectacular. Es por ello que las ventanas suelen estar sin cortinas. En caso de haberlas, éstas deberán ser y poco pesadas para que no opaquen la luz que pueda entrar del exterior.
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Además de la luz natural la iluminación decorativa también tiene mucha presencia. Se trata de buscar un ambiente cálido para que las estancias se vean más acogedoras. Para conseguirlo nos ayudaremos de las velas, que son un elemento indispensable.
Las velas aportan una iluminación tenue y cálida muy agradable para nuestro hogar. Ármate con un buen arsenal de ellas y utilízalas para decorar y ambientar cualquier rincón. Tienen un poder relajante con tan sólo encenderlas. Nosotros te recomendamos utilizarlas en un portavelas de madera. Nos parece una combinación ideal.
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La chimenea también tiene un papel protagonista. Es un elemento imprescindible para aportar calidez y aumentar la sensación de hogar. Relajarse con la familia delante de la chimenea es una actividad que adoran en los países nórdicos. Ante esa estampa casi resulta imposible no dejar los problemas apartados y simplemente disfrutar del momento.
En la decoración “Hygge” buscamos crear el concepto hogar, como un refugio. Así que déjate envolver por objetos apreciados por ti, que te traigan buenos recuerdos y te den buenas vibraciones. Así que no sólo se deben escoger los detalles dejándonos llevar sólo por su estética, sino que éstos vayan más allá y nos lo hagan sentir. Un ejemplo pueden ser las fotografías familiares. Elementos que cuenten historias, tu propia historia. Es una decoración que nos tiene que hacer felices.
La madera es un elemento imprescindible dentro de la decoración “Hygge”. No hay elemento natural más cálido y que nos aporte más sensación de lugar acogedor. Tiene mucha presencia tanto en el mobiliario como en los elementos arquitectónicos. Los suelos de madera son un clásico, ya que aportan calidez y además nos ayudan a sentirnos en consonancia con la naturaleza. En el mobiliario encontramos en madera mesas, sillas, troncos, mesitas, y otros elementos.
Lo mejor de todo es que no hay un tipo de madera estrella, puede utilizarse cualquier variedad. Incluso puedes animarte a combinar entre sí diferentes tipologías de madera jugando con sus tonalidades.
Además de la madera se utilizan otros materiales naturales, sobre todo en fibras textiles como por ejemplo la lana, el lino o el algodón. Ayudan a crear texturas, que también son otra clave en esta tendencia.
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Las plantas son también otro elemento que aportan mucha vida y felicidad en un hogar. Un buen ramo de flores o un rincón verde en cualquier habitación incrementan nuestro bienestar y mejoran nuestro humor.
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Todos necesitamos un espacio privado que podamos decir que es nuestro. Para desconectar y relajarnos en soledad. El Hyggekrog no es ni menos que eso. Es aquel rincón en nuestra casa en la que nos apetezca acurrucarnos, relajarnos, desconectar. Aunque la totalidad de nuestro hogar invite a ello, siempre hay una pequeña guarida que tiene un efecto mágico en nosotros, paz y tranquilidad.
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Ahora que ya conocemos las claves principales de la decoración Hygge y su filosofía podemos implementarlas en nuestra casa para así transformarla en nuestro hogar. Nuestro objetivo es crear un refugio donde encontrarnos a gusto, disfrutando de los pequeños y la buena compañía. Pero no sólo en la decoración, podemos ir un paso más allá y aplicarlo también en nuestra manera de tomarnos la vida.
Actualmente vivimos en una sociedad acelerada y estresante en la que a veces nos sentimos culpables por no hacer nada. Este estilo de vida actual nos ha creado la obligación de sentirnos ocupados constantemente a no desconectar nunca, ya que cualquier momento ocioso en nuestra vida está mal visto. Muchas veces parece que estamos malgastando nuestro tiempo. Y nada más lejos de la realidad, los momentos ociosos son necesarios y beneficiosos. No hay nada malo en parar un momento y no hacer nada.
La filosofía Hygge nos invita a estar una hora más en la cama, acurrucados bajo el suave edredón. A sentirnos a gusto mientras disfrutamos de los ratos libres en los que no hacemos absolutamente nada. A envolvernos de aquellas personas que nos importan.
Seguro que nuestro nivel de felicidad mejorará, aprenderemos a manejar mejor nuestro estrés además de disfrutar de lo que tenemos y sentirnos agradecidos por ello. Seguro que acabaremos por entender por qué los daneses son una de las poblaciones más felices del mundo.